Me fascina lo que mi cabeza es capaz de imaginar. En serio, tengo un no sé qué alucinante para fantasear con todo el que conozco. Es tal la película que me monto que tengo ganas de compartirlo con todos vosotros.
Independientemente de mis gustos / tendencias sexuales cuando se trata de imaginar me convierto en un ser descontrolado de fantasías eróticas. No puedo evitar pensar como follara todo aquel que conozco. Una vez me hago esa pregunta, dependiendo cual sea mi respuesta no puedo evitar darle rienda suelta a mi imaginación con mi YO más pervertido que conozco.
Mi YO más perverso
Paseando, trabajando, esperando en un semáforo, tomando un café, de birras, en el bus… cualquier momento es bueno para conocer a tu nuevo “follamigo mental”. ¿Cómo no voy a acabar agotada si me paso el día follando?
Un sonrisa, las miradas, los gestos, la forma de mover los labios…no puedo frenar mis deseos hacia según qué actos. He pensado incluso que lo hacen aposta, para provocarme, para sentirse deseados aunque sólo sea en mi cabeza.
Te resulta gracioso, ¿verdad? Pues a mí no me hace ni puta gracia. Si pudiera controlarlo, todo estaría en orden y sólo dejaría volar mi imaginación en casos puntuales (visto así me parece interesante), pero cuando se convierte algo incontrolable me resulta un tanto incómodo. Quizás por eso me sentí más cómoda que de costumbre cuando fui a Oops! Si, el club swinger. Tenía la sensación de que allí estaba todo permitido y no era raro imaginar como follarian unos y otros, con la diferencia de que ese si era el sitio perfecto para llevar a cabo mis fantasías.
¿Alguien más por aquí con la misma perversión?
Sé lo difícil que supone decir que SI a algo así, pero no me cabe la menor duda de que en el fondo todos pensamos de esta manera.
¿Quién no ha muerto de curiosidad pensando como follaría su amiga o porque no, el novio de la amiga? Y no penséis que mi imaginación tiene sexo «convencional» sino que me follan fuerte, salvaje y muy duro. ¡Aiiss dios, que difícil todo esto! Es difícil, porque además no es algo que cuente habitualmente. Son esas cosas que residen en mi pensamiento y que prefiero no compartir con nadie. Es curioso porque suelo practicar cosas que en mi vida real no hago, pero en mi mi mente del «YO perverso» me alucina que me destrocen de esa manera tan salvaje. Me imagino burradas como follarme 4 o 5 personas, dos cimbreles por el coño, gritos, latigazos, tias y tios a mi plena disposición, sexo oral con dobles penetraciones, más latigazos, tirones de pelo, insultos súper excitantes… Me encanta y me siento tan húmeda. (¡Que barbaridad! Todavía me pregunto que hago contado esto)
Tantas fantasía que al final he llegado a pensar que igual lo estoy pidiendo a gritos, pero lo cierto es que en mi vida real no me atraen ese tipo de cosas (o eso creo). Aunque reconozco que más de una vez ha sido tal el descontrol de mi imaginación que sólo tenía fuerzas para decir;
¡Fóllame aquí y ahora!
Imaginar que duro es pensar de esta manera. Aunque no os voy a engañar, en el fondo me lo paso bonito imaginando de aquí allá. ¿Cómo tendrá el cimbrel? ¿Gritará? ¿Será un maestro del sexo oral?
En mi cabeza me he montado infinidad de tríos con amigos/as, desconocidos… y la verdad que no han estado del todo mal.
¡Mamma mía! Esta tía que forma tiene de mover las manos -¿Será que es igual de buena toqueteando?
Os podría contar mil y una perversiones fantasiosas, de verdad. Pero lo mejor de todo es cuando me imagino todas ellas cuando me masturbo. Todo se vuelve más real y además como que alucino yo sola de lo bien que folla la gente, oye!
En fin… qué le vamos a hacer. Espero que me digáis que no soy lo única.
Eva XX